“Anclada en el escenario del norte santafesino, Tanino se inicia con un hecho inquietante: la aparición de animales muertos en las calles y baldíos de un pueblo. A lo largo del relato, la incógnita frente a esos hallazgos crece, desaparece y vuelve a irrumpir para alterar la rutina del lugar. La novela avanza a través del contrapunto, centrándose en cada uno de los personajes que se cruzan en la atmósfera de ese paisaje: Vicky, Chamorrito, Daniel, Robson y el comisario, entre otros. Pero más allá de este misterio, otras cosas harán que Tanino persista en el recuerdo de los lectores: la frase más bien sintética que tiene, al mismo tiempo, un aliento coloquial y poético; el foco en la trayectoria de cada personaje hasta su presente en ese pueblo y la exuberancia de lo natural, registrada en una sucesión de cuadros o escenas que sostienen el clima, a la vez, apacible y perturbador del libro.”