Hoy el show se acabó, y así dejamos el carnaval. A sabiendas de que aquí nos encontramos otra vez, buscando una razón antes del fin del mundo, mientras el pasto recién cortado sangra en el despertar del gran sueño latinoamericano. Fuimos un puñado de extraños vagando erráticamente en un mundo volviéndose loco, por culpa de un Dios demasiado permisivo. Tanto así, que ahora los que perdimos la razón fuimos nosotros. El pesado pasado pisado ha quedado entre bambalinas. Recuerdos de la ruina. La misma que arruina a aquellos con cargo de consciencia, pero que asimismo motiva a los reparadores del tiempo.