Desde la casa de mi suegro se ve el cementerio de Cachi> unas pocas tumbas bajas y decoradas con flores de colores. Planeo ir, recorrerlo de punta a punta, tocar las tumbas. Pienso en esa posibilidad. Javier odia mi devoción por los cementerios. La considera oscura y extraña. Mientras pienso en aquello pasa una bandada de pájaros gritones por encima de mi cabeza. Miro hacia arriba y cruzamos miradas; los pájaros y yo. Siento que algo me advierten.

Después de tres embarazos que no llegan a término, Julieta queda embarazada otra vez y, casi al mismo tiempo, a su suegro le diagnostican Alzheimer en Cachi, donde reside. Julieta viaja con su marido a la ciudad salteña, pero no solamente ve pájaros que anuncian desgracias. Julieta también ve mujeres que dejan cosas en la puerta de la casa, ve a su suegro enajenado y mucho mas atractivo que su propio marido, ve tumbas y sombras mientras Viracocha -dios creador del universo- los vigila tanto dentro de la casa, en cada palabra y acción delirante, como afuera- en la vieja tierra inca de sol y tormentas.